9 elementos de disrupción digital entre familia y colegio
En los medios y en congresos y seminarios, en el mundo de la empresa, la política, la contratación y búsqueda de talento, la economía o la seguridad se habla casi a diario sobre «disrupción digital«. Disruptivo es un término que procede del inglés disruptive y que se utiliza para nombrar a aquello que produce una ruptura brusca; por lo general el término se utiliza en un sentido simbólico, en referencia a algo que genera un cambio muy importante o determinante.
No cabe duda de que el mundo digital ha modificado nuestro trabajo y nuestras relaciones sociales y profesionales. También nuestro aprendizaje. Nuestra formación. Hacemos las cosas de forma distinta casi sin darnos cuenta y la transición que los adultos hemos ido haciendo desde el teléfono fijo o el fax o las cartas hacia el eBook o el e-mail o el móvil y las apps y las compras online ha sido tremendamente rápida. Un fenómeno social en toda regla. Unos han sido más voluntariosos en el cambio y otros lo van asumiendo con mayor lentitud. Pero todos estamos conectados. Incluso los que dicen que no lo están (porque aunque no usen redes sociales, aunque no crean en ningún beneficio del tiempo de pantalla, seguramente tienen smartphone o correo electrónico o están en algún chat o han comprado algo, alguna vez, por Internet…).
En nuestras casas, como familias, también vivimos tiempos de revolución digital. Nuestra vida se ha visto alterada por la llegada de Internet y el desarrollo imparable de las nuevas tecnologías y la conexión. De esto no se habla tanto. Pero está ahí. Le mandas un mensaje a tu marido, buscas una foto en Internet para ayudar con un proyecto de iFirst, compras un disfraz en Internet para iHer, le pones un video conectado a iLast. Hablas por Skype con tu hermano si vive fuera. Utilizas apps para planificar tu día o las citas de tus iKids o para casi cualquier cosa. Tienes algún perfil social para ti o para seguir a tus hijos… Eso por no hablar de padres que conozco que despotrican de las tecnologías y sus riesgos para los más pequeños, pero descargan versiones piratas de audio o video o lectura…
Si tienes hijos, sabes que las pantallas forman parte de sus vidas. Puede que no con tablets o teléfonos o videojuegos (si eres muy estricto). Y claro que los niños pueden crecer felices sin un iPad. Pero es que también ven la televisión, por ejemplo. O con el móvil de papá hacen FaceTime contigo si estás fuera de viaje. O quieren tu móvil un minuto para hacer una foto. Y se conectan de distintas maneras con el mundo, en muchas ocasiones a través de la tecnología.
Un ejemplo de esa relación de nuestros hijos con la tecnología que escapa a nuestras puertas es la que viven en el colegio. El uso que hagan de lo digital en la escuela, independientemente de lo que tú les dejes hacer en casa. No ya cuando son mayores. También desde pequeños. Por eso, me pregunto: ¿hay una disrupción digital en la relación entre familia y escuela? ¿Ha modificado lo digital la dinámica por la que padres y profesores/centro se comunican, se entienden y se informan? ¿Afecta ese posible cambio al aprendizaje de los niños? Yo creo que sí. En muchos casos hay un desequilibrio. Porque la familia es más tecnológica que el colegio. O el colegio es más tecnológico que la casa. O porque la utilidad y los mensajes relativos a ese uso de la tecnología no son coherentes entre ambas partes…
A partir de mi propia reflexión, de conversaciones con padres, de la observación de actividad digital de colegios y de muchas charlas también con educadores, estos son los que considero elementos fundamentales de la disrupción digital casa-cole.
1. Filosofía sobre tecnología en colegios vs. familias: no siempre coinciden. Y es o debería ser un aspecto importante cuando eliges colegio. ¿Cuándo y cómo empiezan a utilizar la tecnología? ¿Cómo lo explican?
** tecnología entendida como uso de dispositivos, como presencia y vida digital, como elemento de creatividad, aprendizaje y forma de expresión y relación.
2. Dispositivos para aprendizaje, proyectos y deberes: a veces se trata de la instalación de una pizarra electrónica en el aula. O realizan proyectos colaborativos con el ordenador en la clase. En Estados Unidos, por ejemplo, se recurre en ocasiones a clases interactivas comunes en las que niños de distintas aulas en distintos centros intercambian conocimientos. Además, los iKids hacen parte de sus deberes recurriendo a la tecnología: tienen que buscar conceptos o fotos o información en el ordenador. O tienen que preparar una presentación. O directamente hacen los deberes en su tablet y tú no formas parte de ninguna revisión, ningún papel. No traen libro para repasar o los ejercicios los realizan sobre su propia pantalla, que o se auto-corrige o va directamente al profesor. Por no hablar de la apuesta educativa de grandes tecnológicas o de programas específicos sobre aprendizaje en programación, robótica… Los padres desaparecemos un poco de este proceso, lo cual no es malo. Pero sí debemos saber qué están estudiando o cómo lo usan, ¿no? Y recibir información sobre contenidos (texto y nada más o contenidos interactivos; currículo; límites de conexión; funcionamiento del dispositivo en términos de privacidad…).
En clase de iLast hay pizarra electrónica y ordenador en una esquina, para que por grupos de familiaricen con él. En ocasiones ven videos de YouTube, conectados a la pantalla a través del ordenador en la mesa de la profesora. iHer hace proyectos en PowerPoint y tiene pizarra electrónica en el aula, sobre la que desarrollan proyectos interactivos y presentaciones. iFirst incorpora a la pizarra un tablet escolar y el uso de herramientas como Keynote o Kahoot.
3. Cambio en herramientas y canales: quizá las notas de tu hijo no te lleguen ya en su sobre; quizá las consultas en un apartado específico de la web del colegio, vía login. Y quizá ahí mismo ves los menús del comedor o las novedades o las circulares. O te llegan documentos por correo electrónico. El caso es que la forma en que familias y colegios nos comunicados ya no es únicamente personal y cara a cara.
Caso aparte es WhatsApp. Los colegios lo odian, por los grupos de padres. Los padres lo usamos aunque lo odiemos. Pero en todo caso, grupos o no, también existe esta comunicación vía móvil. Aun así, el flujo sigue siendo más uni-direccional colegio-padres que al revés.
4. Apps para mejorar la interacción padres-profesores: hay muchas y muy distintas. Aplicaciones para que el profesor te cuente qué hacen en clase o cómo va tu hijo. Aplicaciones para informarte sobre novedades. Aplicaciones para solicitar permisos y autorizar salidas o pedir reuniones.
ClassDojo en mi caso. Me encanta.
5. Coherencia de mensajes sobre uso de la tecnología en casa y en la escuela: la filosofía de enseñanza de muchos centros, que puede estar explicada en una Memoria o en una web, incluye creencias sobre temas religiosos, disciplinarios, de comportamiento o vestimenta, de métodos de aprendizaje… Cuando se habla de tecnología, los colegios suelen decir que «los niños no podrán traer móviles o iPods o tablets al centro» o «las mismas estrictas medidas que se aplican a evitar el acoso escolar se aplican también para evitar el ciberacoso«, pero no siempre explican cuál es su visión sobre el uso de la tecnología. Por otra parte, si te preguntan cuál es el nivel de uso tecnológico familiar (nunca me ha pasado pero sé de otros), suele ser cuando ya hay un problema.
El uso de la tecnología no es sólo usar una tablet. Y no es sólo estar en Redes Sociales. Y no es sólo acosar con mensajes a alguien.
6. Seguridad, tecnología y enfoque informativo: en línea con el punto anterior, los peligros del mal uso de la tecnología (especialmente centrados en las Redes Sociales) forman parte creciente de programas por los que Fuerzas de Seguridad o expertos de distinto tipo colaboran para aleccionar sobre qué hacer o no hacer. Estas charlas, enormemente útiles y enormemente positivas, suelen darse no obstante a niños mayores, a partir de quizá 11 ó 12 años. Con un mensaje de alerta más que de proactividad en positivo. Y en todo caso, si un niño de 13 recibe esa charla en el cole y luego en casa no habla del tema, ¿de qué sirve?
¿Quién les enseña a saber buscar? ¿Quién les enseña a contextualizar la vida online? ¿Quién les habla del buen uso cuando son pequeños? ¿Se ayuda a las familias a establecer pautas? ¿Se informa a los padres más allá de los riesgos? Y si se hacen talleres los padres, ¿vamos los padres a los talleres?
7. Relaciones escolares y redes sociales: de esto no hace falta hablar mucho… Los adolescentes viven el patio más allá del patio. Con todo lo que esto implica. Un foro en el que ya no es fácil que educadores, centros o padres estemos pendientes (menos aún si utilizan apps de las que hacen desaparecer mensajes).
8. Uso personal/profesional de la tecnología por profesores y padres: si los maestros son un porcentaje fundamental en cualquier enseñanza que reciban nuestros hijos, ¿cuál debe ser su perfil tecnológico? ¿Con quién deben consensuar lo que expliquen sobre el buen uso de las TICs? ¿Daría buena imagen que estuvieran en redes sociales como parte del reflejo de su vida profesional? ¿Da buena imagen que no tengan ningún tipo de presencia digital?
Iguales preguntas para o sobre los padres. ¿Cómo influyen nuestra tecnofilia o nuestra tecnofobia sobre la educación que demos a nuestros hijos hoy en día?
9. Tipología de Redes Sociales de centros educativos: en los últimos años y de forma creciente, los colegios han ido creando perfiles en redes sociales. Mayoritariamente Facebook y Twitter. También en ocasiones YouTube. ¿Cuál es la estrategia? ¿Se comunican realmente con sus seguidores o sólo hablan de ellos mismos? ¿Comparten contenidos que no deberían? ¿El permiso que pueda haber firmado un padre para que una foto de su hijo salga en un Anuario de distribución limitada significa automáticamente que se da permiso a que se publique una foto en Facebook o un video del niño en YouTube o que se publique el Anuario, abierto, en la web? ¿Son estos perfiles coherentes con el ejemplo que se quiere dar?
Como veis, muchas preguntas… Ya sé que ahora se lleva más hablar de si tiene que haber deberes o no, de si el horario escolar es adecuado, de si el acoso puede detectarse y atajarse… Pero siento que también debería haber espacio para este debate, relevante para colegios, para familias y sobre todo para los iKids.
¿Qué opináis? ¿Tienen vuestros iKids en el colegio tablet o pizarra electrónica o algún tipo de enseñanza basada en el uso de la tecnología? ¿Estáis conforme con el enfoque teórico y práctico que los colegios de vuestros hijos dan respecto al uso de la tecnología? ¿Tiene tu cole perfiles sociales? ¿Hay diferencias en cómo se desenvuelven los centros educativos en redes sociales (si están) respecto a los mensajes que trasladan a los niños? ¿Sabes para qué usa la tablet del colegio tu iKid? ¿Conoces sus claves? ¿Te han explicado la metodología que se sigue con la incorporación tecnológica? ¿Crees que los contenidos que se plasman en la tablet son meras adaptaciones de versiones editoriales de papel o se trata de contenidos interactivos desarrollados? ¿Son tus mensajes sobre el uso de la tecnología coherentes con los del colegio y viceversa?
Espero vuestra opinión…
Bss,
M.
PD. Si creéis que hay algún elemento más de «disrupción», contádmelo 😉
Totalmente de acuerdo con el artículo en todo. Estamos en un momento de desconcierto total: colegios muy tecnológicos, otros nada, profesores tecnófobos, otros a la última, familias geek, o padres con móviles de primera generación. Mi caso: padres con un manejo medio alto de las tics y que siempre ha sido tema de conversación en casa. Colegio tradicional que empieza a moverse tímidamente en redes sociales, con profesores que las miran de reojo. Mis hijos se mueven por el siglo XXI pero cuando van al colegio entran en el XX. Nosotros hemos intentado explicarles las precauciones que hay que tomar en internet, la educación o netiqueta, la importancia de la identidad digital, sobre todo para su futuro. Es difícil. Yo personalmente habló otro lenguaje distinto al de los profesores.
Gracias por tu aportación, que es ejemplo de algo que pasa con mucha frecuencia. También sucede justo lo contrario… Y por eso creo que es fundamental abrir el debate, no sólo sobre la educación conjunta de los menores en el buen uso de la tecnología, sino también sobre la coherencia de mensajes y experiencias entre los dos sitios en los que nuestros niños viven y aprenden. Gracias, Carmen!