Enseñar ‘buenas maneras’ para Internet, por @iWomanish y @DevorahHeitner
- Un padre que mientras espera con su hija en el dentista consulta su móvil en lugar de charlar un rato con la criatura.
- Una madre que mientras escucha a su hijo contar su día se mensajea con una compañera de trabajo o envía el último mail del día o tuitea la última noticia interesante.
- Un iKid que ya tiene smartphone y lo lleva a todas partes y que consulta Whatsapp nada más levantarse y justo antes de acostarse, que lo coloca en la mesa a la hora de cenar y lo tiene a su lado mientras hace los deberes.
- Un iKid cuya rabieta llega hasta el infinito cuando le dices que entre semana no usa el iPad.
- Otro iKid que pone fotos suyas sin pensar en Instagram, que conecta con cualquiera con tal de tener seguidores y que comenta las imágenes de otros con palabras subidas de tono.
¿Te suena? ¿O todavía no? ¿Te preocupa? ¿Te indigna?
La tecnología y la digitalización de las relaciones ha convertido nuestra forma de comportarnos con los demás en algo informal. Los mensajes de texto, los chats y sus grupos, el e-mail que nos hace «siempre disponibles», las imágenes que nos hacen visibles al mundo, las redes sociales y el afán por compartir. La inmediatez de la comunicación, la facilidad de la conexión. ¿Cómo vivirlo en familia? ¿Si eres pro-tech es malo? ¿Si eres anti-tech, es bueno?
Yo soy pro-tech, creo en las ventajas de esta súper conexión que nos da Internet y que nos facilitan los dispositivos móviles. Pero al mismo tiempo, me paso el día reflexionando sobre mi propio nivel de adicción y sobre el ejemplo que doy a mis hijos.
Familia en Red
Cada cosa a su tiempo. Y a su edad. Da igual que tengas hijos de 2 años y te parezca que queda un siglo para tener que saber estas cosas o que tengas un adolescente de 14 que ya parece que te supera en conocimiento digital. Los chats y las redes sociales te preocuparán más si los iKids tienen más de 12, pero nunca es pronto para aprender. Y nunca es tarde para empezar. Ellos pueden saber más sobre el qué (o creer que saben más), pero tú tienes más años y más experiencia sobre los cuándo y los para qué. Y juntos tendréis que decidir el dónde.
Hablemos hoy sobre el cómo. La forma en que nos comportamos dice mucho de nosotros; nos define, nos facilita el trato con los demás, nos evita problemas y nos ayuda a mejorar, aprender y respetar/ser respetados. Buenas maneras, buena educación, cortesía o etiqueta. Llamamos a este ‘cómo’ de muchas formas y en la educación de nuestros hijos la incluimos sin dudarlo: comportarse en la mesa, respetar a los mayores, no insultar, ser responsables de sus acciones, decir gracias o por favor, dejarte hablar con otro adulto sin interrumpir, no criticar al de enfrente de forma innecesaria…
Si traemos a casa la educación en el uso de la tecnología y de lo digital, podemos hablar de #netiqueta (el protocolo básico de actuación online) y de buenas maneras (por ejemplo, no usar dispositivos en la mesa, no utilizar el móvil mientras hablas con alguien, no estar horas y horas delante de la pantalla, ser respetuoso en tu diálogo online, cumplir las normas que la familia establezca).
Con los más pequeños, el control del tiempo que pasan ante una pantalla o de los contenidos a los que acceden es, en principio, suficiente. Y en función de cómo seamos nosotros y cómo sean ellos, a partir de los 8 años, no está de más iniciar un diálogo adaptado a los iKids para sentar bases que faciliten el viaje (más improvisado) que sin duda inician a los 12 y que les acompaña en la adolescencia.
Para dar algunos consejos sobre aspectos prácticos de las buenas maneras en Internet y de cómo ayudar a nuestros hijos a ejercerlas, me traigo a iWomanish un estupendo post de Devorah Heitner, womenpreneur total y fundadora de Raising Digital Natives, con la que gracias precisamente a Internet estoy aprendiendo y colaborando. Devorah es una convencida de la necesidad de educar a los futuros ciudadanos integrando en el proceso todo lo digital y tecnológico (ya compartí una de sus charlas en un post anterior).
Os dejo una versión traducida (cursiva) -y editada por mí en ciertos apartados (no cursiva)- de su texto Helping Kids Manage the New Rules of Digital Etiquette sobre normas de etiqueta digital o cómo enseñarles a comportarse en el entorno online.
Ayudar a los niños a gestionar sus «buenas maneras» online a partir del artículo publicado por D. Heitner en Raising Digital Natives
La tecnología evoluciona y con ella lo hacen las reglas de etiqueta digital. Seguro que no tienes problemas en entender la importancia de enseñar a tus hijos cómo comportarse en el mundo real, aplicando esas normas de protocolo o comportamiento. Pero seguro también que te encuentras más insegur@ cuando se trata de educarles en la etiqueta de sus vidas online.
Lleva tiempo aprender las reglas cuando son nuevas y en este caso, la norma cambia cada vez que una nueva plataforma o vía de comunicación aparece.
Nuestros hijos están a menudo aislados de la comunicación entre adultos porque muchos de nosotros nos relacionamos en un entorno privado y no público. Nos enviamos correos electrónicos o mensajes fuera de la vista de los demás y no son muchas las oportunidades de enseñar a nuestros hijos cómo comunicarse o relacionarse en Internet a partir de lo que nosotros hacemos.
Pongo como ejemplo la forma en que un iKid puede ir aprendiendo a usar el correo electrónico. Quizá en el colegio le enseñen la diferencia entre «Para / Copia / Copia Oculta». Quizá no. Puede que otros le enseñen a reenviar o responder o responder a todos. Pero tú como padre tienes mucho poder a la hora de enseñarle a dirigirse a alguien: 1) con un saludo, 2) contando algo (que merezca la pena contarse) y 3) despidiéndose. Enseñarle a releer lo que ha escrito antes de enviar. A comprobar que la dirección del destinatario está bien. A pensar si está mandando cualquier tontería o no.
Lo mismo con los chats. ¿Están en grupos con desconocidos? ¿Lo silencian por la noche? ¿Te dejan saber sus contraseñas? ¿Cuando inician una conversación, a qué hora lo hacen? ¿Se escriben cosas que no les importaría que sus padres leyeran?
Saber todo esto puede parecer innecesario. Pero forma parte del aprendizaje de nuestros hijos en la vida digital. Eso sí, a cada familia una historia. Todos somos distintos tipos de padres y tenemos distintos tipos de hijos. En cada casa funciona una cosa. Pero seamos al menos conscientes de que tenemos una responsabilidad real de acompañarles mientras crecen (también en lo online). Para no llevarnos la gran sorpresa (o el gran disgusto) cuando ya sea demasiado tarde.
Saliendo a entornos más públicos como las redes sociales, se añade otra capa de complejidad. El hecho de estar nosotros en ámbitos como Twitter o Facebook o Instagram (igual que nuestros hijos si están en edad de poder/deber hacerlo) no significa que se apliquen las mismas reglas para ellos y para nosotros. ¿Qué podemos hacer para aprender sobre normas de etiqueta online que podamos enseñar a nuestros hijos?
Reducir su mundo o el alcance de lo digital
¿Dónde aprenden los niños sobre “etiqueta digital”? Aunque las redes sociales e Internet en general son una comunidad mundial, los niños reciben su educación social en comunidades más cerradas: en casa, con sus amigos, en clase, en el colegio. Las redes sociales en casa o un blog interno de la clase pueden ser una buena manera de empezar a formarse. Ofrecen un entorno de aceptación en el que un adulto responsable puede ayudar a los iKids a entender por qué algo es un error, cómo reparar haber ofendido a alguien o cómo responder a quien se comunica con ellos. Una comunidad en la que hay interacción online y offline es una gran manera de aprender las nuevas normas de etiqueta digital.
Aquí no es muy frecuente lo de entornos online en casa o en el colegio, pero sí podemos 1) enseñarles algo de lo que hacemos nosotros en Internet; 2) participar de las iniciativas tecnológicas que proponga el colegio o conocer sus perfiles en redes sociales; 3) trasladar a las dudas sobre Internet las enseñanzas que, con todo el sentido común posible, ya aplicamos en el 1.0 de toda la vida.
“Hacer amigos” es casi siempre fuente de presión para los niños. Por eso conforme crecen a veces toman decisiones equivocadas. Por ejemplo, sienten que deben “seguir a alguien” o darle a “me gusta” en lo que alguien publica. Incluso aunque no quiera ni seguir ni decir que algo les gusta. Es más difícil rechazar una invitación a conectar que simplemente aceptarla. Es más difícil pedir a un compañero que retire una foto o elimine una etiqueta de una foto que no pedírselo.
¿Qué puedes hacer para ayudar? Para iniciar una conversación, puedes comentar algo como “hoy un antiguo compañero de colegio me ha pedido ser mi amigo en Facebook, pero casi no nos conocíamos. No sé qué hacer”. Esto te da la oportunidad de hacer saber a tus hijos que no pasa nada por ignorar la invitación, que tú eres quien en última instancia decide con quién conectar. Y dando un paso más, intenta ofrecerles un número informal del número de personas que pueden seguir o tener como amigos cuando empiezan su camino en una red social. Con ello aprenderán a ser selectivos en su esfera social.
Compartir estos círculos abre la ocasión de enseñarles otras normas de etiqueta básica en Internet. Por ejemplo, si comparten una foto que no es suya o un mensaje que no es suyo y no aclaran de dónde lo han sacado, puedes hablar con ellos y explicarles que siempre hay que decir de dónde se saca algo que se publica en Internet o que uno es dueño de sus cosas, pero no de las cosas de los demás. O puedes charlar informalmente con ellos sobre su opinión acerca de compartir o recibir o difundir fotos delicadas.
Compartir los círculos sociales
Aunque no nos demos cuenta, nuestras redes están siempre conectadas. Si tienes un hijo de 8 años que se “ha enamorado” de una amiga y lo comentas con una conocida mientras tomáis un café, nadie más se entera. Pero si lo compartes (y además añades una foto) en uno de tus perfiles sociales o por correo electrónico o mensajería móvil, la exposición es mayor. Pierdes el control sobre la imagen. Lo leemos todos los días en los periódicos. Los adolescentes lo hacen sin pensar. Pero, si tú lo haces, ¿cómo les explicas que no lo hagan ellos? Una foto a veces sí, pero fotos todos los días y de todas las maneras o con cualquier comentario innecesario… “Tus errores de hoy podrían ser sus errores en el futuro”.
¿Qué puedes hacer? Pídeles permiso para compartir una foto o un comentario que sea sobre ellos. Han ganado un premio, han hecho su festival de Navidad, se han disfrazado por Halloween, están plácidamente dormidos en el sofá y se parecen tanto a ti… Si les preguntas antes, ellos aprenden claramente que tienen el control sobre su espacio social. A los 7 años quizá no les importa, pero a los 11 el aprendizaje es real. Y trata cualquier cosa que entre en el ámbito de sus “amistades” como SUYO, no tuyo. Cualquiera de sus problemas debería quedar fuera de TUS círculos digitales. Si ya en lo personal es mejor ser discreto que indiscreto, no digamos en el mundo online, en el que todo es volátil y en el que no quieres que aparezcan el primer sujetador de tu hija o los problemas académicos de tu hijo.
Sus amigos no son tus amigos
No te hagas amigo de sus contactos. O al menos no seas tú quien inicia el acercamiento. A nuestros hijos (pre-adolescentes o adolescentes) no les gusta nada que interfiramos en su vida (en la offline o en la online). Quieren tener el control de sus relaciones y eso es bueno. Pero, ¿qué pasa si un amig@ de tu hijo@ te pide contactar en una red social, por ejemplo?
Cuando todavía no han llegado a la edad de entrar en redes sociales y como mucho chatean con amigos, compartir grupo no es frecuente. Pero si tú estás pegado a WhatsApp, ellos lo estarán. Si saben que envías sus fotos a tus contactos, enséñales las imágenes para que entiendan qué tipo de contenidos envían. Y si te haces selfies (con ellos o delante de ellos), diles por qué o para qué (haced un album, para vosotros, para tener en casa).
¿Qué puedes hacer? Pregúntale a tu iKid. Su mundo no es el tuyo y muchas veces cambian de amigos con mucha más rapidez que tú (aunque no les eliminen de su conexión digital). Que tu hijo te deje o no conectar con un amigo te dará pistas sobre lo importante que es esa amistad para él. Lo mismo sucede si te pide que “dejes de ser amigo” de alguien de su entorno.
Sus profesores no son tus amigos. Tampoco los suyos
Esto debería ser obvio. Por si acaso, no conectes en redes sociales con sus profesores, sus terapeutas, sus monitores… Son sus contactos, no los tuyos. En la vida real, si tu hija pasa 8 horas al día con su profesora, no cabe duda de que quien tiene la relación con esa maestra es tu hija y no tú. En general, no es buena idea que los iKids tengan como contactos sociales a sus profesores. ¿Por qué tiene que seguir tu hijo a su profesor de kárate en Instagram?
¿Qué puedo hacer? El mayor problema es cuando la relación primaria real (en la vida real) es ambigua (cuando un profesor o monitor es tu amigo). En ese caso, seamos cuidadosos.
Otro detalle sobre profesores y redes sociales: a muchos colegios les preocupa que los padres hablen online (chats, e-mails…) sobre los maestros de forma negativa. Y aunque no es algo que se pueda evitar al 100%, piensa si a ti te gustaría que tus clientes o tus compañeros de trabajo crearan un grupo de mensajería para hablar mal de ti o poner en duda tu labor y capacidad. Así que lleva tu relación con los maestros a lo offline, hablando en persona. En mi entorno esto es así casi siempre (porque la vida en redes sociales de muchos padres es casi inexistente), pero no nos olvidemos de los chats y los e-mails… Eso es también contenido nuestro que el que recibe puede usar como considere… Marca los límites y no cotillees; así darás ejemplo.
Ser “amigo” de tu hijo adolescente
La mejor manera de ayudar a tus hijos es tenerlos cerca. Si estáis conectados en la red social que sea (porque lo has puesto como condición o porque él te ha aceptado), tómatelo en serio y no seas demasiado presente en esa conexión. No comentes, no des a ‘me gusta’. No cuentes algo suyo antes de que lo haga él/ella. No te sorprendas de que le moleste que comentes algo en la cena que él/ella haya compartido ese mismo día en su perfil social. Son adolescentes…
¿Qué puedes hacer? Da a “me gusta” en contenidos neutros. O dile personalmente que te ha gustado esa foto o ese mensaje. Ellos comparten con su propio concepto de “público” (amigos, seguidores) pero no siempre tienen en cuenta toda la red que Internet abre cuando se comparte algo online. Y si algo llama tu atención (negativamente), habla con ellos cuanto antes.
Las normas de etiqueta siguen cambiando en la era de las tecnologías de la comunicación. A pesar de ello, los padres tenemos mucho que decir en la enseñanza a nuetros hijos sobre cómo comportarse con empatía y sentido común, online y offline.
Bss,
M.
PD. Para más info, puedes leer el post «Sé educado en Internet, utiliza la Etiqueta» de Hijos Digitales o tener como recurso «de camilla» la sección Etiquétate de Pantallas Amigas.
ME PARECE MUY BIEN DESCRITO TODO LO QUE SE DEBE EVITAR
Muchas gracias! Seguiremos informando 😉