Niños y tiempo de pantalla: cantidad, calidad y compañía
Las pantallas han revolucionado la manera en que los niños se entretienen. En esto estamos todos de acuerdo. Y con esa revolución ha llegado otra; la del sentimiento extremo de culpa y preocupación entre los padres sobre cómo gestionar el uso que los niños hacen de los distintos dispositivos.
Viendo al más pequeño deslizar su dedo por la tablet, al más mayor jugando con la FIFA 16 o a la mediana buscando videos de series y cantantes en YouTube, uno no puede evitar llevarse las manos a la cabeza. Cada vez que te dicen «mamá, ¿me dejas tu móvil?» o «mamá, ¿puedo usar el iPad?», tu primera intención es decir sí para poder seguir con tus cosas, pero entonces la conciencia y la presión social, así de la mano, juntitas, se unen contra ti. Y dices -digo- no.
La influencia de los padres
Justo antes del cambio de siglo, el Joan Ganz Cooney Center publicaba un informe que explicaba los «tres tipos de mediación parental» en términos de consumo de medios: la mediación restrictiva se basaba en normas y restricciones sobre el tiempo de pantalla (cuánto tiempo o incluso filtros en contenidos). Hoy en día esto es peligroso, porque los iKids, que son muy listos y que están muy empoderados por la sociedad, nos imitan o aspiran a ser como nosotros o incluso creen que tienen derecho a lo mismo que nosotros. Así que la restricción por sí sola no es suficiente, para que el mensaje no sea «cuando seas mayor podrás usar las pantallas sin parar». La mediación instructiva describía lo que sucede cuando hablamos con nuestros hijos mientras vemos algo en la tele o en video o jugamos con ellos junto a una pantalla. Convirtiendo lo audiovisual en oportunidad para aprender, hacer preguntas, hablar… Esta mediación es fundamental para educar a niños que sepan realizar un pensamiento crítico y puedan gestionar su futura vida saturada de medios. En tercer lugar, el «social coviewing» o «co-visionado» se refería a las ocasiones en las que consumes contenido audiovisual con tus hijos pero no necesariamente hablas con ellos (ejemplo, el cine). Esta categoría existía en un mundo de medios menos interactivos, así que probablemente va perdiendo representatividad.
En nuestro mundo de hoy, el digital, podemos añadir dos categorías mas. La primera, «juego paralelo«, algo así como la multitarea. Puede que el padre esté trabajando en su portátil y el hijo esté cerca jugando con una app, pero en ocasiones charlan sobre lo que uno u otro hace o sobre algo distinto. La segunda sería la actividad mediática asimétrica conjunta (asymmetrical joint media engagement, me encanta cómo suena y pienso decirlo tal cual en el salón de casa). Esto es básicamente dar ejemplo. Enseñarles a escribir bien aunque uses un dispositivo. Enseñarles a saber parar. Enseñarles a saludar y despedirse cuando tienes una video-conferencia. Enseñarles qué tipo de fotos subes a Instagram.
En definitiva, hay padres que ponen normas muy claras respecto al tiempo de pantalla y hay padres que no. Los primeros prefieren no hablar demasiado por si suenan autoritarios; los segundos tampoco dicen mucho por si les tachan de neoliberales (sea lo que sea eso). Entre medias, tenemos a los que nos recuerdan que Steve Jobs no dejaba que sus hijos usaran dispositivos; tenemos a los que dejan todo el control parental de contenidos en manos de sus hijos; y tenemos a los que van avanzando con la calma, despacio, haciéndolo bien a veces y fallando a veces: lo que viene siendo educar, que no es otra cosa que sacar adelante a nuestra prole con la mayor eficacia, empatía y paciencia posibles. Para que sean felices, sí. Buenas personas, sí. Pero también para que estén preparados para vivir el mundo que los espera…
Entonces… ¿Si juegan con Call of Duty terminarán siendo agresiv@s? ¿Si les gusta una app de diseñar ropa terminarán siendo superficiales y dueñ@s de una errónea percepción de su propia imagen? ¿Si están en Facebook se expondrán a la maldad de los acosadores? ¿Si se han abierto una cuenta sin decírmelo he fallado for ever? ¿Si admiran a un YouTuber querrán ser YouTuber y eso es malo o bueno? ¿Si se mensajean con amigos del cole están desconcentrándose de sus tareas y ven perjudicada su capacidad de expresarse por escrito con corrección? ¿Si ven demasiado la tele quedará interrumpido el buen recorrido de su desarrollo emocional? ¿Tanta pantalla les fríe el cerebro?
¿Para qué quiere un niño una pantalla?
Es fundamental que los niños tengan tiempo libre para aprender cosas, para elegir juegos, para pensar, para dar vueltas, para aburrirse, para cantar, para hacer el tonto, para disfrazarse y para inventarse cosas. Y también, por qué no, es bueno que tengan tiempo libre para relacionarse con las pantallas. Con la tele, los videojuegos y las consolas, las tablets, los móviles, los ordenadores… Si tus hijos no hacen nunca lo de la primera frase porque están siempre pegados a la tele, al tablet o al ordenador, pues sí, preocúpate. Aun así, salvo que cuando intentes separar al iKid en cuestión de la pantalla en cuestión caiga sobre tu casa la tercera guerra mundial, sufre pero sin torturarte.
El tiempo libre de tus hijos se supone que tiene que ser entretenido para ellos. Y quien sea que esté detrás de determinar la combinación genética que forma a cada uno de nuestros hijos no nos ha desvelado por qué algunos no disfrutan del deporte aunque les apuntes a todos o incluso vayas al parque a «dar balones»; o por qué por más que tú quieras y des ejemplo no disfrutan leyendo; o por qué la vida de las ciudades de hoy no siempre está pensada para que tu hij@ salga a la calle y juegue con niños (que no hay en el barrio) sobre jardines (que no existen en el barrio); o por qué tu horario laboral -y el del padre de las criaturas- no facilita el juego familiar al aire libre, desinhibido, feliz y sano entre semana. Por no entrar en el mundo «deberes», del cual yo no puedo quejarme aunque sé que las polémicas son tan crudas como las que afectan al tiempo de pantalla.
Es normal que el entretenimiento de nuestros iKids incluya pantallas, incluso conexión a Internet. Esta forma de consumir contenidos y jugar o crear es y será parte de sus vidas queramos o no. Hay niños que disfrutan montando videos, componiendo canciones, jugando al playback… Además del consumo pasivo -que también hay que permitir- está el consumo activo. Incluso, la programación. Las pantallas, en sus variadas formas, pueden aportar entretenimiento y diversión. Y si sabemos verlo así para impulsar que consuman un tiempo de pantalla equilibrado, ganaremos muchos puntos en la competición interna conocida como «conciencia tranquila que te permite dormir en paz».
Esto no significa que tengamos que convertir el tiempo de pantalla en un premio o en una vía de chantaje para calmarles en medio de una rabieta. Tenemos que ser un poco más fuertes, que para eso somos los adultos, y buscar la forma más fácil de conseguir nuestro objetivo (que tengan una relación sana con las pantallas). Así que aquí van mis tres ideas para que el tiempo de pantalla de tus iKids sea de calidad:
- EL ENTORNO – normas, normas y normas. No voy a extenderme porque de esto ya he hablado mucho. Si los iKids saben que hay un momento, un espacio y unas condiciones que marcan el uso de los dispositivos, será más fácil decirles «no» cuando quieran saltarse esas normas. En este post os daba ideas y en este otro también.
- EL CONCEPTO – familia que se une para usar la tecnología jamas será vencida. O algo así… Ya en los años 80 se hablaba de cómo los niños aprendían más viendo Barrio Sésamo con sus padres que si lo hacían solos. Hoy, el Center on Media and Child Health explica que ver contenidos audiovisuales junto a nuestros iKids reduce posibles efectivos negativos y favorece el aprendizaje y la discusión. Sí, el aprendizaje social y por imitación y diálogo es incuestionable. «Co-ver» la tele es hoy «co-consumir medios o tecnología». Enseñarles desde pequeños a buscar un video o a jugar con una app, o a descargarse un contenido o crear contraseñas o filtrar resultados de una búsqueda o crearse un perfil o enviar e-mails… El miedo a la tecnología, a los menores en Internet, al tiempo de pantalla y su efecto nocivo sobre las mentes infantiles, nos paraliza. Hace que o les prohibamos usar dispositivos o cuando les dejamos hacerlo lo hagan ellos solos. Esto es una realidad y hay estudios recientes al respecto.
- LA PRÁCTICA – yo te enseño, tú aprendes y viceversa. Un día, buscar historias en Wikipedia y después leerlas y hacer un dibujo. Otro día, ver videos en YouTube, todos juntos. Otro día, grabarse todos por turnos para montar un video. Otro día, hacer un concurso de selfies. Otro día, sentarse a hablar sobre cómo deben redactarse un mensaje de texto o un e-mail. Enséñales contenidos que conozcas (juegos, videos, programas…) y deja que ellos te enseñen contenidos chulos que hayan encontrado.
A lo largo de esta semana os daré más ideas sobre aplicaciones o juegos concretos con los que compartir ese tiempo de pantalla con vuestros iKids.
Bss,
M.
PD1. Ya hice otra reflexión sobre el famoso tiempo de pantalla. Está aquí…
PD2. La foto que ilustra el post, en la que vemos a unos niños que jugaban sin preocuparse por ninguna pantalla, procede del blog Dreams in Minessota.