María, 1 de febrero, 2019

Dos nuevos estudios sobre el impacto de las pantallas en la vida familiar y en el desarrollo de los niños más pequeños

Esta semana se han conocido los resultados de dos estudios muy interesantes sobre el impacto de las pantallas en las familias. Uno de ellos analiza la relación de la tecnología con el conjunto de la familia y el otro se centra en la manera en la que influye el tiempo pasado ante las pantallas sobre el desarrollo -emocional, cognitiva, motor- de los niños más pequeños. Os resumo algunas cosas y os dejo enlaces para que, si os interesa, podáis profundizar más.

¿Cómo afectan las pantallas a la vida familiar?

«El impacto de las pantallas en la vida familiar» es un informe realizado por GAD3 para Empantallados, con el apoyo de Por Un Uso Love de la Tecnología (Orange) y la Comisión Europea.

El entorno multipantalla es una realidad en los hogares de padres y madres con hijos menores de 18 años. Entrevistando a 1.400 familias, este informe ofrece una radiografía de la convivencia entre familias y tecnología, aportando no sólo un análisis reflexivo de los datos, sino también recomendaciones de expertos como Fernando Alberca, Gustavo Entrala, Charo Sádaba, María Zalbidea, Antonio Milán, Marián Rojas y Fernando Sarráis.

Principales conclusiones:

  • Las pantallas están transformando aspectos importantes de la vida de las familias: contribuyen notablemente a facilitar la gestión familiar pero, al mismo tiempo, se han convertido en una fuente de conflictos y preocupaciones para los padres. Entre los temas que encabezan las preocupaciones de estos padres y madres, se encuentran el ciberacoso y la relación con desconocidos. Se extiende cada vez más el establecimiento de normas de uso de las pantallas y la utilización de controles parentales.
  • La llegada de la primera pantalla es un asunto relevante para los padres. En general, opinan que la tableta debe llegar antes que el smartphone y que la edad media adecuada para la tableta son los 10 años (los 13, para el primer smartphone). El 36% de padres afirma que dio el teléfono a su hijo mayor porque pensaba que ya estaba preparado para tenerlo. La mitad (48%) considera que fue un acierto comprarle el primer móvil a su hijo, aunque 4 de cada 10 (39%) opinan que fue un error y que el teléfono móvil llegó demasiado pronto.
  • Solo 4 de cada 10 hijos mayores hablan con frecuencia con sus padres sobre lo que hacen en Internet.
  • 2 de cada 3 familias usan el entretenimiento digital como contraprestación a portarse bien
  • El consumo de móvil en el hogar por parte de los menores va ganando predominancia según van haciéndose mayores, pero la televisión sigue teniendo un papel importante en los hogares, sobre todo entre los más pequeños.
  • En este contexto, los padres también son conscientes de estar realizando un uso intensivo de las pantallas, y se cuestionan en qué medida suponen un buen ejemplo para sus hijos. Aunque el 56% de padres cree hacer un uso saludable de las pantallas y ser buen ejemplo para sus hijos, 3 de cada 10 padres y madres reconocen hacer un uso excesivo de las pantallas.
  • Por eso, los padres y madres, conscientes de su rol como mediadores de la tecnología con sus hijos, ven la necesidad de formarse y saber más para educar a sus hijos en un uso saludable y responsable de las pantallas. Los padres y madres entrevistados se dan un aprobado en capacidad para afrontar los retos digitales, aunque al 60% les gustaría saber más sobre la educación digital de los hijos. El 9% sí reconoce sentirse abrumado, y ha tirado la toalla al asumir que sus hijos “siempre sabrán más que yo”.

Más información y acceso al informe completo aquí.


¿Y cómo afectan las pantallas a los niños más pequeños?

Otro estudio también reciente, desarrollado por investigadores canadienses de la Universidad de Calgary, concluye que un mayor tiempo de pantalla incide negativamente en el desarrollo de niños de entre 2 y 5 años. Bajo el título «Association Between Screen Time and Children’s Performance on a Developmental Screening Test» el trabajo ha sido publicado por la publicación científica JAMA.

Resumen:

  • Hallazgos: grupo de estudio de primera infancia, contando con 2442 madres y sus hijos, que revela que un mayor tiempo de pantalla entre niños de 24-36 meses se asocia con peores resultados a la hora de medir el cumplimiento de hitos de desarrollo de esos mismos niños cuando pasan a la franja de edad de 36 a 60 meses.
  • Significado:  un mayor tiempo de pantalla podría incidir en la capacidad de los niños para alcanzar un desarrollo óptimo, por los que se recomienda a pediatras y otros profesionales sanitarios para que guíen a los padres en el cumplimiento de un tiempo de pantalla equilibrado.
  • Relevancia: un tiempo de pantalla excesivo podría asociarse a retrasos en el desarrollo, aunque no queda claro si un mayor tiempo de pantalla predice peores resultados en las pruebas de desarrollo o si los niños que presentan un peor desarrollo han estado expuestos a mayor tiempo de pantalla.

Algunos datos:

  • Los menores que, a los dos años, pasan más tiempo con pantallas, registran peores resultados en pruebas de desarrollo a los tres años, en comparación con los que habían estado menos expuestos a la tecnología. Y lo mismo sucede cuando la edad de origen de estudio es de 3 años y las pruebas de desarrollo se realizan cuando los niños cumplen 5.
  • Según Sheri Madigan, principal autora del estudio, “el trabajo es novedoso porque analiza a niños muy pequeños, cuyo desarrollo cerebral está en rápido desarrollo«.
  • Las conclusiones del trabajo han sido disputadas por otros expertos del campo, ya que «no se tiene en cuenta el tipo de uso de las pantallas y, además, la influencia negativa de esas mismas pantallas en el desarrollo de los niños resulta ser menor que otros factores como los ingresos familiares, la calidad de sueño y descanso de los niños o actividades inter-personales como, por ejemplo, que alguien les lea«.
  • Por otra parte, en la consideración de las pantallas utilizadas por los niños, los investigadores no tienen en cuenta herramientas digitales desarrolladas desde el año 2016, que probablemente han matizado hacia lo positivo el tipo de actividad que un menor puede hacer delante de una pantalla.
  • Tal y como explica el director of investigación del Oxford Internet Institute, «la variación en la puntuación de desarrollo de los niños es menor del 1%, lo que realmente significa que en torno al 99% de las trayectorias de desarrollo de los menores no se ven impactadas por las pantallas«.
  • El estudio se ha basado en cuestionarios realizados a madres y no matizaba si el tiempo de pantalla del menor se producía de forma aislada o en compañía de un adulto. Finalmente, el trabajo no revela en qué áreas concretas del desarrollo se produce el efecto negativo de las pantallas ni especifica cuánto tiempo de pantalla es demasiado, aunque el trabajo sí habla de habilidades de lenguaje, comunicación, desarrollo motor o salud emocional.
  • Aun así, la principal recomendación del estudio tiene toda la razón: los padres tenemos que equilibrar el tiempo de pantalla con otras actividades, para que la tecnología no afecte a su descanso, para que siga habiendo interacción personal mientras el niño crece y para que aprendan hábitos positivos respecto a los usos digitales.
  • La principal autora recuerda que la Sociedad Canadiense de Pediatría recomienda que, entre los 2 y los 5 años, los niños no pasen más de una hora al día delante de las pantallas y que el contenido sea de calidad (tiempo compartido, componente de aprendizaje).

Para más información: medios como El País en España o The Guardian en Reino Unido han cubierto la noticia.

Y como conclusión, las reflexiones en The Childrens Media Foundation de la experta Sonia Livingstone, en la que pone en contexto evidencia científica y analiza la situación: «lo que necesitan los padres no son reglas genéricas sino simples, una guía constructiva y no crítica que les ayude a entender las ventajas de la era digital y al tiempo evitar posibles daños. Para eso es necesario que el debate público ponga más atención a los informes que tienen en cuenta la evidencia y ofrecen conclusiones equilibradas, sin alarmismo ni ingenuidad«.


Besos,

M.

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