María, 19 de abril, 2022

Alfabetización mediática para los abuelos de mis iKids

Suelo hablar de iKids. Y de los padres de esos iKids. Hoy hablo de los abuelos (y bisabuelos) de esos iKids, que también son ciudadanos de una sociedad digital. Que son una población heterogénea en la que se pueden encontrar niveles muy diversos de convivencia con tecnología. Y que, especialmente durante los últimos dos años, han recurrido a esa tecnología para relacionarse… e informarse. O desinformarse. Ellos, igual que los iKids, son especialmente vulnerables a las noticias falsas y a las noticias tendenciosas.

La revolución digital ha facilitado que la desinformación e incluso la mentira se cuelen en nuestras casas disfrazadas de noticias. De esa afirmación a la presencia de las famosas fake news como el enemigo público número 1 hay solo un paso.

Hoy se ha presentado el curso ‘¿Qué hacer para detectar información falsa en internet?‘, un proyecto contra la desinformación dirigido a personas mayores y desarrollado por Poynter MediaWise, Newtral y la Universidad de Navarra, con el apoyo de Meta. Se trata de un curso gratuito de 10 días, que se realiza a través de WhatsApp, con lecciones de no más de 5 minutos diarios que incluyen técnicas sencillas, pero prácticas, diseñadas para mejorar el compromiso y la conciencia digital. Al final del curso, los alumnos serán capaces de identificar y explicar los diferentes tipos de desinformación y practicar las técnicas que utilizan los verificadores profesionales para la verificación. y que dota de información y recursos para aprender a contrastar noticias y detectar posibles bulos.

Se puede acceder al curso a través de este enlace o escaneando el código QR incluido en este artículo que describe la iniciativa.

En las fake news y su libre circulación influyen claramente Internet, las redes sociales, los móviles, la inmediatez, la rapidez y el constante aluvión de contenidos. Influyen los medios de comunicación, que no escapan al efecto clickbait y necesitan lectores (implicados, fieles, sensibles al escándalo o al morbo) para sobrevivir. Influyen también los creadores malintencionados de contenidos. Influye, por último y sin duda, el receptor de la información. Tú. Yo. Todos. Padres, madres, hijos, hijas, abuelos, abuelas. Así que también todos necesitamos aprender, a verificar y contrastar, a contar gasta 10 y conocernos.

Paso 1: verificar y contrastar para detectar noticias falsas

Las fake news pueden ser bulos, noticias realmente falsas. Fotos manipuladas, podcasts con falsedades, vídeos editados, webs que parecen periódicos, enlaces con phishing, mensajes con fraudes y timos, memes que parecen reportajes… Necesitamos aprender a ser fact-checkers, y nunca se es demasiado joven o demasiado mayor para iniciarse en ese aprendizaje para saber verificar y contrastar.

Verificar. Una de las herramientas puestas a disposición de los ciudadanos para facilitarnos la identificación de noticias falsas y reducir su difusión son los fact checkers o agencias de verificación de noticias. Estas agencias desarrollan todos los procesos necesarios para determinar el grado de veracidad de una noticia. El estándar internacional para este tipo de agencias es el marcado por la International Fact Checking Network mediante un código de principios al que deben adherirse las agencias que deseen formar parte de esta red de verificadores. En Estados Unidos destacan nombres como Politifact, Snopes o FactCheck.org. En España, destacan Maldita.es, Newtral, EFE Verifica o Verificat. Chequeado verifica en América Latina. Y también está Fact Check Explorer de Google. 

Contrastar. Además de los verificadores, a los que se puede incluso enviar noticias recibidas para que las verifiquen por nosotros, podemos recurrir a métodos básicos -como fijarnos en la fuente y el autor, ir más allá del titular, comprobar el formato (gramática o faltas de ortografía, por ejemplo)- y a otros más sofisticados, como la búsqueda inversa de imágenes.

Algunos recursos interesantes:

Paso 2: contar hasta 10 y auto-conocerse para identificar sesgos

Además de las noticias falsas, la era de la desinformación se caracteriza también por acoger noticias con media verdad, o con manipulación, o adaptadas y presentadas según los intereses. O noticias tendenciosas (y algo falsas) en el titular pero luego más moderadas (y ciertas) en el desarrollo.

El sesgo de confirmación es la tendencia de las personas a favorecer y considerar relevante aquella información que concuerda con las propias creencias. Desde los años 60, la investigación ha aportado muchos descubrimientos acerca de este sesgo y, hoy en día, el término se usa para describir una amplia gama de defectos cognitivos y de memoria. Entre ellos se encuentran algunos en las siguientes áreas:

  • Obtención de información: se tienen más en cuenta datos que respaldan la suposición que ya se tiene (definición del confirmation bias de Wason).
  • Recuerdos: se recuerda más la información que concuerda con la propia opinión.
  • Framing: la información se reinterpreta de tal manera que se ajuste a las propias concepciones.
  • Comprobación: se evitan las posibilidades de cuestionar la propia opinión.
  • Descarte: se descartan o menosprecian los datos que no respaldan las propias ideas preconcebidas.

Cuando leemos o escuchamos una noticia, tendemos a darla por verdadera o falsa no solo porque lo sea, sino por lo que pensamos. Por nuestra ideología o forma de pensar y ver el mundo. Esto sucede especialmente con informaciones de tintes políticos e ideológicos, pero es que al final ya casi todo se tiñe de ideología. Desde la pandemia y las vacunas a las luchas sociales, el feminismo, las asignaturas escolares, la violencia, la inmigración, las bofetadas en los Oscars de Hollywood, las buenas películas o los buenos libros.

En resumen: me creeré antes lo que sustente mi ideología, o lo que ataque a la ideología contraria; y consideraré más falso lo que atente contra mi ideología o lo que defienda a la ideología contraria. Sustituye ‘ideología’ por ‘forma de ver el mundo’ y ya tenemos el lío montado.

En el caso de recurrir a los fact-checkers para contrastar noticias de índole política, necesitamos ser conscientes del escollo de la ideología. «Nos gustarán» más o menos las verificaciones en función de nuestra forma de pensar en relación con lo que estamos leyendo. Pocas verdades son absolutas y pocas mentiras se cuentan sin intención. No es lo mismo verificar un posible bulo político o relacionado con la ideología que un posible bulo que tenga que ver con cualquier otro tema (la boda de un famoso, un terremoto en la otra parte del planeta, por ejemplo).

Hace tiempo, TitleMax elaboró una estupenda infografía con tipos de sesgos, por si quieres echarle un vistazo. Hay una versión traducida en español en la web del Centro Psicológico Cecilia Cores.

Si en el siglo XXI lo que más nos falta es introspección, a lo mejor podemos echarle toda la culpa a las pantallas o a lo mejor podemos pasar un rato con nosotros mismos, conociéndonos.

Antes de comentar, publicar, compartir o difundir, antes de dar algo por cierto, paremos y pensemos. Entre tanta información, necesitamos aprender a reconocer la que nos resulta útil, veraz y positiva. La alfabetización mediática se refiere a este aprendizaje, que desarrolla la capacidad necesaria para saber cómo acceder a la información, analizarla y también crearla en cualquier medio. Estas habilidades se consideran esenciales para que, como ciudadanos, seamos capaces de comprender y tomar decisiones. Las necesitan los iKids, los mayores de 65 años… y las necesitamos todos los que estamos en medio. Parte de esa alfabetización empieza con pensar en lo que uno está viendo y en cómo lo está interpretando y por qué. Obviamente no podemos hacer esto constantemente y con todos los contenidos. Pero quizá sí con aquellos que notemos que apelan, directamente, a las emociones (buenas y malas).

Conclusión

El tema de las noticias falsas presenta cinco problemas fundamentales, bajo mi punto de vista:

  1. que alguien decida generar un contenido falso (claramente con una intención);
  2. que alguien se aproveche de que las personas consumimos contenidos y no siempre sabemos si son falsos o no;
  3. que nos creamos algo falso;
  4. que demos por falso o verdadero algo en función de nuestra ideología, sin más reflexión;
  5. que además decidamos difundirlo, contribuyendo a su expansión.
  6. que estemos dispuestos a hacer algo para cambiar la situación de ‘polarización’ que nos invade.

En los dos primeros puntos influyen otros. En los cuatro últimos influimos también nosotros. El nuevo curso de Newtral, MediaWise y Universidad de Navarra (más Meta) es una opción estupenda para que los más mayores se entrenen. Anímales a participar y, de paso, habla en casa con los iKids sobre contrastar, verificar, contar hasta 10 y conocer los sesgos propios.

Formar una pequeña parte de este proyecto es para mí un regalo, así que voy a enviar el enlace a mis padres por WhatsApp ahora mismo, para regalarles algo a ellos también 😉

Besos,

M.

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