Lo que compartimos en Internet sobre nuestros iKids
Hoy quiero hablar sobre un tema polémico que me suele acarrear discusiones (bueno, conversaciones «animadas») con amigos. Nada más y nada menos que la reflexión sobre lo que compartimos los padres y las madres en redes sociales y en Internet en relación con nuestros hijos. Tengo amigos que no publican nada y amigos que lo comparten todo. Y todo lo respeto. Porque entiendo las dos posturas. Creo que me encuentro en un punto intermedio, pero reconozco que hace falta darle un pensamiento al tema…
Esto del sharenting –así lo llaman en inglés, uniendo share (compartir) y parenting (paternidad)- es un elemento común entre todos nosotros desde que hemos empezado a navegar, muchos ya con más de 30 años. Son muchos los artículos que analizan la situación desde distintos puntos de vista. Hay quienes también hablan de oversharing (compartir demasiado), pero como me parece un apelativo cargado de prejuicios, prefiero no usarlo. Según un estudio realizado en 2010 por la empresa de seguridad en internet AVG, el 81% de los niños tiene presencia online antes de cumplir dos años. En 2017, Francia aprobó una normativa mediante la cual se podrán imponer multas de hasta 45.000 euros a los padres -e incluso un año de prisión- por publicar fotos íntimas de los hijos sin su consentimiento. Más recientemente, la entidad británica Ofcom publicó datos revelando que un 42% de los padres de este país comparte imágenes de sus hijos en Internet. Los padres tenemos perfiles en Facebook o Instagram, enviamos fotos a través de apps de mensajería o incluso tenemos blogs. Y ahí publicamos nuestras vidas, en principio, para gente conocida.
El caso es que a nosotros no nos han educado con mensajes concretos sobre cómo utilizar Internet; lo hemos ido naturalizando a partir del uso funcional de la tecnología. Hemos ido haciendo un viaje en el que utilizar correo electrónico, móvil, redes sociales y aplicaciones de mensajería ha sido un escalaje de acciones, sin demasiada reflexión. Al tiempo que iban llegando las cosas, las íbamos utilizando para trabajar o contar nuestra vida o reencontrarnos con amigos de la infancia. Y, a medio camino o con lo 2.0 ya dominando el mundo, hemos tenido hijos.
En fin, son muchos los que sostienen que los padres no deberíamos compartir fotos de nuestros hijos. Ninguna. Puf, qué difícil. Al final lo que hacemos -especialmente las madres, para qué lo vamos a negar- es presumir de niños, recurriendo a los medios que actualmente tenemos a nuestro alcance. Pero realmente, ¿qué pasa si comparto fotos, videos o comentarios detallados sobre mis hijos?
- Hay mucha gente rara ahí fuera que puede utilizar eso que compartes como tú no querrías.
- Legalmente, cuanto más pequeños sean tus hijos más responsable eres sobre el uso de su imagen en la red.
- En el plano educativo, el del ejemplo, mal podrás argumentar a tu hijo que haga con sus fotos una u otra cosa si tú no te lo cuestionas antes. Salvo que optes por el “porque soy tu padre/madre y punto” o algo así.
Estar orgulloso de lo guapos-listos-buenos futbolistas-grandes bailarinas que son nuestros iKids es normal. Es humano. Siempre hemos enseñado fotos (en la cartera, en el móvil que no era inteligente) a conocidos, cara a cara. O hemos contado sus historias o travesuras y anécdotas mientras tomábamos un café con alguien.
Oído en la pandilla
- Amiga1. “Yo nunca comparto nada de nada. Jamás. A ver si cualquiera coge la foto y la pone en una web de pederastia”.
- Amiga2. “Yo no tengo Facebook porque me da terror. Y me parece fatal que la gente ponga fotos de sus hijos. De ningún tipo. Es una irresponsabilidad siempre”.
- Amiga3. “Yo tengo cuenta privada en Instagram y comparto fotos de mis hijos con tranquilidad porque sólo lo hago hacia mis círculos de contactos, que son gente que conozco”.
- Amiga4. «Pues yo no veo el problema. Mis hijos son mi vida y es natural que hable de ellos. En la red soy la misma que en el mundo real y tampoco cuento nada raro. Me expreso y comparto cosas y me gusta«.
- Amiga5. “Yo no comparto nada sobre ellos y mi foto de WhatsApp es de un árbol”.
- iWomanish (o sea yo). «Pues un poco de todo. Suelo hablar de ellos con apelativos (iFirst, iHer, iLast), comparto sobre todo fotos de espaldas aunque de vez en cuando presumo a todo trapo con sus caras. Tengo los ajustes de privacidad controlados pero algunas de mis cuentas son públicas. Muchas veces estoy a punto de publicar una foto de los iKids y luego me echo para atrás. Otras veces ni lo pienso, quiero publicar esa foto porque me encanta o transmite justo lo que quiero compartir. Vamos, que hago lo que puedo”.
Nadie es perfecto. Ni tiene la razón absoluta. Yo la que menos. Por eso lo que creo es que hace falta RESPETO entre unos y otros y seguir PENSANDO DOS VECES antes de publicar o comentar lo que otros publican.
Convivencia en positivo
No se trata de que no grabemos videos o no hagamos fotos; tampoco creo que haya que volver al siglo XVI. En fin, la tecnología está para lo que está. Para sacar lo mejor de ella. Hay que vivir los momentos. De acuerdo. No hace falta registrarlo todo. De acuerdo. Pero hay formas de intentar hacer las dos cosas en buena convivencia. Básicamente, pensando. Internet nos acerca a quienes están lejos y poder compartir con ellos cómo evoluciona tu familia es positivo. Sigamos haciéndolo, pero pensando.
Si estamos todos en la playa, ¿subimos una foto de todos los pares de chanclas o de todos en traje de baño? Si es el primer día de cole, ¿subimos foto del iKid con el uniforme claramente visible porque no nos vale con una imagen de su mochila? Si uno de ellos ha tenido un mal día, ¿subimos foto de un primer plano enfadado?
Más que erradicar a nuestros hijos de la red o simplemente compartirlo todo, pensemos en si lo que publicamos es estrictamente necesario y en quién puede verlo. Y si lo has pensado y estás convencido, adelante. Porque eso es lo que luego queremos que hagan los iKids para usar Internet de forma segura, ¿no?
En fin, me sale humo de la cabeza. Así que 7 (auto) recordatorios para pararse y pensar:
1. AJUSTES DE PRIVACIDAD. Revísalos en la red social o la aplicación que estés usando. ¿Quién te lee o ve? ¿Y de quién son las fotos una vez las hayas subido a la nube mundial? Somos bastante conscientes de esto en Facebook o Instagram, pero con WhatsApp se nos olvida a menudo.
2. NO DATOS, NO INTIMIDAD. Por norma, evita compartir los datos básicos (nombre, ciudad, colegio) y la intimidad de tus hijos. Intenta no publicar fotos en las que lleven uniforme con logos muy visibles, por ejemplo, o cuando estén en la bañera o haciendo cualquier cosa que a ti no te gustaría que te vieran haciendo a ti.
3. COMPARTE LO NECESARIO CON DISCRECIÓN. Elige mejor imágenes en las que se les vea de espaldas (o sus pies o sus manos, no sé) y evita etiquetar las fotos. Piensa antes de publicar sobre ellos. ¿Hace falta subir esa foto? Si la respuesta es sí, adelante. Si no está tan claro, guárdala para ti. Si eres tú el que quiere publicar, por ejemplo, su excelente actuación en un festival, ojo con que salgan otros niños que no son tuyos. Si los iKids son mayores (pongamos, más de 10 años), enséñales la foto y di que la vas a compartir con amigos porque te parece «que es divertida o demuestra lo bien que lo habéis pasado no sé dónde…»). Que aprendan que debe haber una razón detrás de lo que se hace.
4. GEOLOCALIZACIÓN. Ten en cuenta que muchos dispositivos incluyen este etiquetado en las imágenes (por si lo quieres desactivar).
5. EVITA COMPARTIR MOMENTOS EMBARAZOSOS O RIDÍCULOS. Si tus iKids son pequeños, no les importa porque no lo ven. Pero conforme crecen y asumen conciencia de este mundo digital, querrán ver lo que publicas sobre ellos. Y si los iKids tienen ya su propia presencia en Internet con chats o perfiles sociales, no aludas en tus posts a sus emociones (hoy está triste, hoy esta sola, está enfadado porque le ha salido un grano…). Habla de ti.
6. AVISA. Las personas que mejor te conocen ya saben cómo se llaman tus iKids o si te has ido de viaje sin ellos. Recuérdales que prefieres que no compartan imágenes de tus hijos sin avisarte. Del mismo modo, evita compartir imágenes de otros niños sin pedir permiso a sus padres.
7. FOTO DE PERFIL. En aplicaciones de mensajería y en redes sociales, mi consejo -basado en el que dan los expertos- es que tu foto de perfil no sea de tus hijos. Sé que es de lo que más nos gusta presumir, pero mejor una tuya o de un paisaje o, bueno, de ellos, pero de espaldas.
Nuestros perfiles en Internet son nuestros, no de ellos. Como se dice en inglés, it’s not my story to tell. Es decir, habla de ti, alude a ellos y céntrate en ayudarles a ir encontrando la mejor manera de que ellos cuenten sus cosas con responsabilidad. Respetando lo que hagan otros y viviendo online con naturalidad, pero también con cabeza.
Os pregunto
¿Y vosotros? ¿Os paráis a pensar? ¿Jamás de los jamases compartís algo sobre los iKids a través de la conexión wi-fi? ¿O creéis que todo esto es una exageración? ¡¡Me interesa mucho muchísimo lo que me contéis!!
Besos,
M.
PD. Hay un fenómeno del que se habla menos pero que también contribuye a que la nube se llene de fotos de menores: los colegios, campamentos o academias publican fotos o videos, normalmente pidiendo permiso expreso de los padres y en entornos cerrados, aunque no siempre con contraseñas de acceso o con ajustes de privacidad absolutos -porque eso no existe-. Aunque normalmente no etiquetan fotos con nombres, se muestran cursos y actividades, incluso hay canales (abiertos) en YouTube. Y si en Facebook, por ejemplo, tú das a like a una foto de tu iKid en el perfil de ese centro, tus a amigos o conocidos o todos -en función de cómo lo tengas configurado- verán esa foto también. Un colegio puede asociarse a un nivel adquisitivo, a una localización o a una ideología… O un colegio puede dar a los estudiantes un consejo sobre ciber seguridad y luego practicar otra cosa diferente. Así que no sólo los padres estamos detrás de esta huella digital de los iKids pero sí tenemos el deber de estar informados y actuar en consecuencia como creamos necesario.
Mi opinión: hace 5 años las cosas eran muy distintas. Ahora mismo, en internet hay millones de fotos de niños «usables» por los pederastas (para mí ése es el mayor de los miedos). Dejé de preocuparme por ese tema cuando vi que, las fotos que subía mi hija, eran tan «recatadas» y «aburridas» que habiendo otras 200.000 mucho más «sexys» no se iban a entretener en retocar las suyas. Y más cuando hay mucho niño con perfil abierto, no hace falta ni hackear nada.
Respecto a lo que yo comparto suyo, cada vez son más mayores y opinan, y claro, si me dicen que no, pues no publico.
En cuanto a los límites de las bloqueras, youtubers, etc., la verdad es que es un tema muy difícil. Veo a veces por ejemplo vídeos de Verdeliss, y sinceramente, me gusta verlos, pero no entiendo cómo alguien puede enseñar taaanto de su vida y la de sus hijos.
Muchas gracias por comentar, Sara!!