Nuevo curso, nueva filosofía digital familiar
En los últimos días, con el fin de las vacaciones y con la vuelta al cole, son varias las personas que me han preguntado cómo marcarse nuevos propósitos en cuanto al ‘tiempo de pantalla’ de sus iKids. Así que eso hago hoy, reflexionar sobre marcarse propósitos.
Es posible que, durante el verano, tus hijos hayan recurrido a consolas, móviles o tablets con mayor frecuencia que en periodos escolares. Y es posible también que no haya pasado eso, pero que tú quieras sentar precedentes para que la tecnología no sea un motivo constante de conflicto en casa durante el curso que empieza. Antes de la pandemia y especialmente durante y después, los titulares y nuestras conversaciones se han visto invadidos por palabras como ‘digital por defecto‘ o ‘desescadala digital’. «Los niños pasan demasiado tiempo delante de pantallas» y todo eso. Es cierto; ya antes de marzo de 2020 y especialmente desde entonces, hacemos todos -niños y adolescentes también- muchas más cosas utilizando tecnología. Parece que cierta vuelta a cierta normalidad es posible -en lo sanitario, lo académico, lo laboral y lo social-, y el deseo generalizado es reducir esa exposición y buscar un ‘uso saludable’ de dispositivos, apps, juegos, medios y entornos digitales.
Soy enemiga de los consejos o de sentirme en disposición de decirte qué tipo de madre o padre ser; no soy una ‘madre digital’ perfecta, aunque me dedique a divulgar sobre familia y tecnología. Yo misma, en mi casa, vivo situaciones en las que mis iKids o yo sacamos lo mejor de nuestra vida digital, pero también hay peleas del tipo de «deja ya la consola, ¿otra vez con el móvil?, deja el teléfono, ¿es que no sabes jugar a otra cosa?, ¿pero qué estás viendo? ¿no crees que ya has pasado demasiado tiempo delante de la tele?, menos pantalla y más salir a la calle, deja el teléfono, apaga la consola, deja el móvil, DEJA EL MÓVIL, deja la consola, DEJA LA CONSOLA«.
Si realmente queremos definir o reconducir una convivencia positiva de nuestra familia con la tecnología, acotar o reducir el tiempo de pantalla como medida única no es la única alternativa. En función del tipo de familia que tengas y de cómo seáis tú y tus hijos, harán falta medidas diferentes, normas distintas, conversaciones diversas. Los objetivos no serán los mismos, el punto de partida tampoco. Pero, en general, algunas sugerencias para empezar con buen pie este nuevo curso pueden incluir:
1.- Pensar en qué te ha gustado y qué no sobre el uso que tus hijos hayan hecho de la tecnología durante el último año y medio o durante el verano. ¿El problema ha sido el tiempo? ¿O la actitud? ¿O el hecho de que por utilizar dispositivos dejaban de hacer otras cosas? ¿O problemas de conducta derivados de interrumpir ese ‘tiempo de pantalla? Piensa en cómo te han visto a ti delante de tu móvil, ordenador o tablet. Piensa en cómo están tus hijos -tranquilos, inquietos, animados, vulnerables, optimistas, negativos- y piensa en cómo son -activos, sedentarios, con muchas aficiones o con pocas, reflexivos o impulsivos, sociables o tímidos-. Lo que hagan con dispositivos tendrá mucho, mucho que ver con cómo están y cómo son.
- Después de pensar en todo esto, piensa otra vez, ahora en cuanto a qué quieres cambiar, por qué quieres cambiarlo y qué va a hacer falta hacer para cambiar. Tendrás que ofrecer alternativas e implicarte, quizá incluso desaprender algo que das por sentado o aprender algo que no sepas.
2.- Ya hemos pensado; ahora toca hablar. Siéntate, en familia, y comparte tus inquietudes. ¿Qué te gusta de cómo usan consolas o móviles? ¿Qué te gusta sobre los vídeos y las series que ven? ¿Qué te gusta de lo que publican en redes sociales -si publican algo-? ¿Qué te gusta de sus videojuegos y sus chats? ¿Qué no te gusta? ¿Te preocupan los contenidos y cómo afecten a su forma de pensar, sentir y actuar? ¿Te preocupan los problemas de conducta, o el aislamiento, o la distracción? Habla con tus hijos. Y déjales que expliquen lo que a ellos les aporta esa vida digital, o que expresen sus propias inquietudes.
- Esta conversación no será fácil si se da por primera vez, o si hay problemas manifiestos en casa, sean personales, económicos, familiares, de salud… o directamente digitales. No todas las familias somos iguales, así que las preocupaciones serán diferentes, las conversaciones serán diferentes y los resultados serán diferentes.
- Si tus iKids son pequeños, la conversación será también algo complicada, pero igualmente es importante que, igual que te tomas el tiempo necesario para decirles que hay que comer de todo o pedir las cosas por favor, te tomes tiempo para abrir diálogo sobre esas pantallas que les entretienen y que, en la enorme mayoría de los casos, pones tú en sus manos.
3.- Después de pensar y dialogar, aplicar guías para normalizar costumbres. Con cierto consenso, con explicación, con razonamiento. En algunas familias estas guías serán normas, en otras serán acuerdos. No todo el tiempo de pantalla es tiempo mal empleado, así que tenemos que prestar atención a los minutos, pero también a la persona, al tipo de actividad, a la calidad del contenido y a la intención. De hecho, un ‘tiempo de pantalla’ de buena calidad puede suponer un mayor y mejor impacto en la salud mental de nuestros hijos que pocas horas delante de un dispositivo. Es decir, no por prohibir las pantallas y contar los minutos digitales estaremos proporcionando una vida mejor a nuestros iKids. En mi casa planteamos vida digital por bloques; eso significa que una cosa es consola y jugar, otra es chatear, otra es estudiar, otra es «mirar», otra es aprender o practicar algo… Las normas las adaptamos a las personas -edades, carácter, contexto-, no a las noticias ni a las afirmaciones de ‘expertos’ como iWomanish 😉
Durante este verano, me he peleado con mis hijos por culpa de las pantallas. Porque estábamos charlando y sacaban el móvil; porque parecía que solo sabían entretenerse con videojuegos; porque se pasaban el día viendo videos en Instagram o TikTok; porque estaban pendientes de chats en WhatsApp o Discord. Porque se estaban perdiendo la ‘vida real’ o porque cogían el dispositivo de turno casi sin pensar. Este verano he tenido momentos de sentir que estaba dando mal ejemplo, con mis ratos de jugar al Two Dots o mis horas perdidas en Instagram y Twitter.
Pero durante este verano, hemos compartido playlists de canciones, nos hemos mandado mensajes, hemos hablado sobre móviles, videojuegos y redes. He visto cómo mi hijo pequeño enseñaba a su abuelo a configurar algunas apps del móvil, y cómo aprendía a manejar Procreate, dibujando «como un pro». He visto cómo mi hijo mayor jugaba con su primo pequeño en dispositivos conectados y cómo navegaba buscando grados universitarios para preparar su último año en el colegio. He visto cómo mi hija llevaba su Kindle a todas partes para leer y cómo recurría a WhatsApp para estar en contacto con sus amigas, reírse, compartir, ser feliz. He intentado ser buen ejemplo digital, dejando conscientemente el móvil a un lado, hablando de lo que no me gusta de mi uso de ese teléfono, implicando a toda mi familia en el uso de entornos o herramientas digitales para organizar, disfrutar o capturar nuestras vacaciones juntos.
Perfección, poca. Sermones, incontables. Equilibrio, a veces. Desesperación, frecuente. Resignación, habitual. Reajustes, constantes. Éxito, razonable. Satisfacción, bastante. Ganas de seguir, todas.
Curso nuevo, nueva filosofía digital familiar. Y esa filosofía, en mi caso, está basada en estas afirmaciones de grandes pensadores:
- Si abordas cada situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces (Adam Smith). Dejar de exigirme perfección como madre (en la era digital).
- Debo encontrar una verdad que sea verdad para mí (Søren Kierkegaard). Dejar de observar cómo lo hacen los demás. Mi familia es única y mis decisiones, pensando en ella, son las más importantes.
- Los grandes resultados requieren grandes ambiciones (Heráclito). Esto es un camino a largo plazo, así que mejor no esperar éxito inmediato.
- Los hombres aprenden mientras enseñan (Séneca). No dar por sentado que todo lo que sé es mejor que lo que pueden enseñarme mis hijos
- El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona (Aristóteles). Evitar creer que ya lo sé todo o que mis opiniones son absolutamente perfectas.
- La educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente (Sócrates). Si quiero que mis hijos, en el caso del uso de la tecnología, asuman un uso responsable o saludable, tendré que ser y no solo decir, tendré que animar y no solo decir.
- La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada (Confucio). Muchos de los problemas que tenemos en esta sociedad digital digital tienen más que ver con las personas que con lo digital.
- El cambio es la única cosa inmutable (Shopenhauer). Dejar de temer que las cosas sean distintas a como yo las conocí.
Besos,
M.
Gracias por tus sabias palabras., estoy de acuerdo contigo, si bien creo que hay que establecer algunas pautas de tiempo básicas de uso de pantallas distintas para el fin de semana o entre semana, por ejemplo. Para no estar como policías todo el rato, pues es agotador. Sin incluir el uso académico de las pantallas, e entiende . Es cierto que depende del niño o niña, pero yo tengo claro que entre semana los niños/as no deberían ver series de netflix, por poner un ejemplo. Es mi opinión personal.
Para terminar, un “pero”, no veo ninguna mujer en tu selección de 8 expertos, y hay unas cuantas que han cambiado la historia de la filosofía y la educación. En este enlace hay muchas más que han hecho grandes aportaciones a la historia de filosofía y te recomiendo también leer a una filósofa contemporánea española y escritora que seguro te sorprenderá: Ana de Miguel (su último libro habla sobre educación, ética y jóvenes).
Enlace filosofas en la historia: https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/18060-mujeres-filosofas-en-la-historia-desde-el-siglo-550-a-c-hasta-el-siglo-xxi.amp.html
Un saludo y gracias de nuevo!
Gracias!! Apunto a las filósofas ahora mismo para ampliar mi catálogo!! Y sobre el tiempo, creo que depende mucho de cada familia, de los niños, de sus edades… Yo toda la infancia de los míos he diferenciado por entre semana y fines de semana, pero también por tipo de actividad digital. Ahora que son adolescentes y un preadolescente, la frontera de días no es tanta como la que tiene que ver con qué hacen cuando se conectan. Un abrazo y mil gracias por tu comentario!