Pantallas, lectura y niños: leer en tiempos digitales
Familyandmedia es un grupo de investigación internacional con doce años de vida, que estudia la familia en el ámbito de la comunicación social con un doble perspectiva: cómo se representa la familia en los medios de comunicación (entretenimento e información) y cómo las asociaciones de familia comunican su mensaje y contribuyen a crear una propuesta de familia en el espacio público. Sus contenidos están disponibles en español, italiano e inglés.
Te cuento esto porque hace unas semanas se pusieron en contacto conmigo para charlar sobre niños y pantallas, más concretamente sobre cómo afecta la tecnología a la lectura de los iKids (en términos de hábito, frecuencia y aprendizaje), y en qué debemos tener en cuenta los padres en relación con la vida conectada de nuestros hijos, sobre todo cuando son pequeños.
Qué destaco de entre las cosas que conté:
- Hay varios estudios que sugieren que los niños de hoy no leen menos, sino todo lo contrario (leen menos revistas, por ejemplo, porque hay menos revistas; pero leen). Eso sí, es más importante que nunca fomentar la lectura, la interpretación crítica y la capacidad de salir entender lo que uno lee, lo lea donde lo lea. Los niños no nacen sabidos, así que hay que ayudarles a aprender.
El hábito de lectura se adquiere mejor cuanto más pequeño sea el iKid. Y si cuando es pequeño tiende a pedir más la tablet que un libro, está en las manos del adulto equilibrar la balanza para que haya un poco de todo. Para el niño es más fácil pedir la tablet y pasar el rato jugando con una app de coches o viendo videos; tú puedes 1) marcar horarios, 2) elegir apps en las que el iKid haga algo más que mirar y 3) buscar libros sobre temas que le atraigan. Un poco de todo, poco a poco, sin marcarse LA GRAN META.
2. El niño que disfruta leyendo leerá en libros y en pantallas. Al que no le gusta, no le gustará más leer en eBooks o tablets o webs; pero si encuentras un tema que le interese y eso le hace leer artículos online, ya estará leyendo…
3. Lo que menos hacen los niños cuando están delante de una pantalla es utilizarla para leer (libros). Pero sí leen textos y artículos, especialmente cuando son adolescentes.
Pantalla no es igual a peor enemigo de la lectura, de momento, en términos de soporte. Una pantalla es mala compañera de la lectura si no ayudamos al niño a entretenerse con algo más que tecnología. Pero tampoco se trata de erradicar las pantallas de la vida del menor; vive en un mundo conectado y poco a poco tiene que ir incorporando esta faceta a su crecimiento. iFirst toca la guitarra y tiene un héroe, sobre el que lee online (foto de la derecha).
4. Según los expertos, hasta aproximadamente los 8 años los niños aprenden a leer y luego leen para aprender. En la primera fase es importante la clave es la selección de contenidos y la compañía para entender contexto. En la segunda fase, prima ir adquiriendo la capacidad de organizar el tiempo y aprender a interpretar lo que se lee.
Si optas por utilizar apps de las que ayudan a aprender a leer, recuerda que no se trata de dejar al iKid delante de la tablet y ya está. Lo que tú hagas antes, durante y después de ese «tiempo de pantalla lector» es fundamental.
5. Cuando los niños leen, hay tres ‘C’ que importan: contenido, contexto y niño (child, en inglés). Nuestro papel para acompañarles en el contexto es fundamental, especialmente cuando son pequeños. El contenido está en la historia, cada niño es un mundo y lo que se desprenda de la lectura dependerá en buena parte de ir interpretando el contexto en el que se desarrolla lo que sea que se esté leyendo. La lectura dialógica, en la que tú acompañas con explicaciones o comentarios lo que va leyendo el iKid, es fundamental al principio.
«Había una vez un oso polar (un tipo de oso, blanco, que vive en sitios muy fríos) que había nacido en el Zoo de Londres (una ciudad inglesa en la que llueve mucho) y un día recibió la visita de la Reina Victoria (una reina que vivió muchos años, en el siglo XIX)».
6. Los niños siguen prefiriendo leer en libros «de toda la vida». Ojo, otra vez: esto pasa si al iKid le gusta leer; si tienes iKids alérgicos a la lectura, tampoco serán fans de dedicarse a esta afición en una pantalla. Les gusta leer, casi siempre, sobre lo que les gusta fuera del libro (igual que pasa con las pantallas: buscan ver lo que les gusta ver offline). A iLast, loco por Lego y los súper héroes, lo enganchas fácilmente a un libro sobre… súper héroes de Lego. Y es un libro, señores, y lee, y está lejos de las pantallas durante un buen rato 😉
7. En términos de aprendizaje, de nuevo hay estudios que avalan que la retentiva sobre un texto leído en pantalla no es diferente de la experimentada cuando se lee en papel. Esto no significa que haya que terminar con todo lo impreso para sumergirse en más y más pantallas, pero sí ayuda a desmitificar eso de que «estudian peor porque no lo hacen con un libro». A la derecha, apuntes de estudio de iFirst pre-examen de Science.
8. Tiempo de pantalla es frecuencia, contenido y compañía. No todo es igual, no todo es malo, no todo es bueno. Es como las hamburguesas.
10. Los niños negocian su propia relación con la tecnología cuando son pequeños, porque solemos dejarles que elijan lo que quieran y jueguen como quieran. Si en los primeros años de su vida conectada les ayudamos a elegir, será (algo más) sencillo seguir orientándoles conformen crecen.
11. Todos vivimos utilizando nuestra atención involuntaria y voluntaria. La primera nos viene de serie, es la reacción ante lo que pasa. Las pantallas son muy buenas amigas de este tipo de atención, la involuntaria, porque no hace falta más que mirar en muchos casos. Por eso es importante entrenar la atención voluntaria, la que requiere de pensamiento y concentración. Hay aspectos de la vida conectada que sí contribuyen a trabajar esa atención activa (determinados juegos interactivos o de pensamiento; programación; lectura y análisis posterior, aunque sea con un ordenador o una tablet…). A la izquierda, iHer: le gusta la Historia y le gusta Jane Austen. Aquí, en la National Portrait Gallery de Londres, buscaba información sobre la autora inglesa: atención voluntaria sobre una pantalla
Y mi mensaje repetitivo y «machacón»: cuando el niño ya ha aprendido a leer y lo que necesita es leer para seguir aprendiendo, lo importante es que le demos las herramientas para que sepa leer, crear, revisar, interpretar, entender, sea cual sea el canal o el soporte en el que le llegue el contenido (papel, video, imagen, texto online…). Esto es, alfabetización mediática y digital.
Si os interesa, el artículo completo está en la web de Family and Media.
Que un niño lea es maravilloso, porque se le abren puertas a muchos mundos. Pero no todos los niños leen. Y el ejemplo de los padres (creedme) no es la llave mágica. Tengo tres hijos, todos de la misma madre y educados en la misma casa, y no leen con idéntica frecuencia o afición. Así que en alguno de mis tres casos, yo lo que quiero es que lean como sea, en un libro o en Wikipedia. Libros de Julio Verne o la biografía de su personaje favorito. Sobre todo, que aprendan a leer para disfrutar, que entiendan lo que leen y, si es posible, que hagan algo con eso que han leído.
Cuando tú eras pequeño, si te gustaba leer leías. Si no te gustaba, no leías. Y no era culpa de las pantallas. Hoy, además de tecnología que distrae, sigue habiendo iKids que no disfrutan leyendo. Aprovechemos un entorno conectado que les atrae para fomentar, como sea, que al menos quieran aprender cosas nuevas.
Besos,
M.
PD1. Si tenéis amigos anglófonos o en Italia, la entrevista está también disponible en inglés e italiano 😉
PD2. Gracias a Miguel Castellví por la maravillosa conversación primaveral acompañada de café.
PD3. En la reciente polémica sobre si los gustos lectores de la Princesa Leonor deberían ser objeto de sarcasmo y burla, me posiciono claramente a favor de una niña de 11 años que disfruta leyendo. Me da igual lo que lea y me da igual quién sea esa niña. Lo que me parece estupendo es que lea (y algún tiempo de pantalla también tendrá…).