María, 9 de marzo, 2018

Sobre prejuicios, familia, tecnología, cuchillos y educación

Si ves la foto que abre este texto, ¿qué piensas?

Quizá: «menudo padre, que le da el móvil a su hija en el parque en lugar de jugar con ella. Hemos perdido el Norte. A la mínima, les damos un aparato para que no molesten. La tecnología va a acabar con la Humanidad…».

Quizá: «se les nota cansados. Han estado un buen rato jugando juntos y ahora hacen una pausa para luego seguir. La niña está usando el móvil de papá para mandar un mensaje a mamá y decirle que ha ganado a papá en número de volteretas».

Es difícil crearse una opinión basada en evidencias cuando se trata de medir el impacto que la tecnología tiene sobre el crecimiento de las nuevas generaciones. La información que podemos encontrar es tan contradictoria, tan incoherente a veces, que resulta complicado gestionar la relación de nuestra familia y más concretamente de nuestros iKids con las pantallas.

  • De un lado están los peligros: ‘adicción’, obesidad relacionada con pasividad, peores relaciones personales, aprendizaje empobrecido por falta de interacción, malos hábitos de descanso, desconocidos con malas intenciones, conocidos con malas intenciones, sobre-exposición, contenidos inadecuados, violencia…
  • De otro lado están las ventajas: aprendizaje interactivo, conexión al mundo, entretenimiento participativo, socialización sin barreras, oportunidades al alcance de la mano, un elemento más de la vida…

Defensores de una y otra postura son siempre categóricos y minimizan la realidad del lado que no defienden para poder, precisamente, sostener su línea de pensamiento. En medio de todo estamos miles de padres y madres, buscando la mejor manera de educar a iKids que viven una realidad de pantallas.

Y al final, no es tecnología. Es convivencia. Diálogo. Puesta al día. Educación. Realidad.

Porque no es la tecla. Es la persona.

Por eso en todos mis talleres hablo de cuchillos

Todos tenemos cuchillos en casa. Son necesarios. Son útiles. Son afilados y puedes cortarte cuando los usas. Son dañinos si los utilizas para atacar a otra persona. Son difíciles de usar al principio, así que, en el caso de los iKids, vas incorporándolos poco a poco.

Los mayores sabemos utilizar un cuchillo. Nos han enseñado. Todos nos hemos cortado en alguna ocasión. Aunque las estadísticas nos digan que la mayoría de homicidios en España se perpetra con arma blanca, seguimos usando el cuchillo cada día. Tenemos cuidado cuando cortamos con él. Elegimos entre uno de sierra o uno para untar en función de lo que queramos hacer. No salimos con el cuchillo a la calle amenazando a la gente. La mayoría no lo usamos para robar o amenazar, y tampoco para ajustar el bajo de una cortina. Lo utilizamos para lo que lo tenemos que utilizar. No solemos poner nuestro nombre, dirección y DNI en el cuchillo o al menos no sin pensar si hace falta hacerlo o no. El cuchillo está en la cocina y a menudo sobre la mesa, pero si no hace falta –porque hay sopa-, no se utiliza. Así que está claro que, cuando los mayores sabemos cuál es la idiosincrasia de una herramienta, entendemos la función de esa herramienta y convivimos con ella con normalidad.

Como tenemos cuchillos en casa, reaccionamos al cuchillo en calidad de padres/madres de familia. ¿Eliminamos los cuchillos de la casa? No. ¿Prohibimos que nuestros hijos usen un cuchillo? Al principio puede que sí, luego no. ¿Les enseñamos a utilizar el cuchillo? Sí. ¿Les miramos mientras cortan con el cuchillo? Al principio, sí. ¿Les ponemos una venda o una tirita si se cortan? Sí. ¿Les damos un cuchillo adaptado a su edad? Sí. ¿Les ofrecemos un cuchillo cualquiera para que se calmen si tienen una rabieta? No, pero lo mismo les ofrecemos una espátula y plastilina para distraerles del drama.

Ellos van a usar el cuchillo. Tendrán que hacerlo para comer. No les cortas el pan del bocadillo si tienen 14 años. No les dices que sólo usen el cuchillo cuando tú estés en casa si tienen 16. Tampoco les das el cuchillo de sierra si tienen 8. Y si encima saben comportarse en la mesa cuando lo usan, mejor que mejor. Recurrirán a un cuchillo –de uno u otro tipo- para compartir su pan o para hacer un bizcocho con forma de corazón o para separar la plastilina o para aprender a cocinar. Cortarán con un cuchillo una tarta en una fiesta con amigos. En un campamento con amigos. En su primer día en la cafetería de la Universidad. En su primera comida de trabajo.

Tendrás que enseñarles a usar el cuchillo. Avisarles de que se pueden cortar. Decirles que tú también te has cortado. Explicarles que mientras los usan, tienen que saber lo que hacen, mirar al cuchillo y no al techo. Advertirles de que aunque hay que gente que los utiliza para hacer daño o cometer crímenes, otros los diseñan de colores para que los tengas a juego con el mantel.

Personas, cosas y usos

Hables mucho o poco con tus hijos, vivas más o menos acomodado, seas moderno o conservador, creyente o ateo, de izquierdas o derechas, progenitor helicóptero o lo contrario, el caso es que no haces que los cuchillos desparezcan de tu casa. Porque los necesitas. Son útiles. Y forman parte de la vida tal y como la entendemos. Así que enseñas a tus hijos a usar el cuchillo. Con cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

Pues lo mismo con Internet. Con el e-mail, las búsquedas, los videos, las apps, los chats, las redes sociales. Les tendrás que ir enseñando, les tendrás que ir dando autonomía de forma gradual y no de golpe. Para conseguir eso, algo tienes que saber tú. Y para conseguir eso, necesitamos dejar de lado prejuicios y dejar de pensar sobre tecnología en formatos extremos (super mala o super buena para los iKids).

  • No es realista pensar que podemos erradicar las pantallas de la vida de los niños más pequeños y no es conveniente utilizar las pantallas a la mínima para que se entretengan.
  • No es realista decir que tu adolescente no tendrá móvil hasta los 16 para así no correr ningún riesgo y vivir en paz, pero tampoco es necesario que tengan smartphone a los 9.
  • No es eficiente educar en los peligros (y ‘riesgo’ no siempre termina siendo ‘daño’, como explica Sonia Livingstone) y no es eficaz dejar que un iKid haga lo que le dé la gana en Internet.

Como con los cuchillos: mejor educar desde el uso de la herramienta, teniendo en cuenta cómo somos cada uno, sabiendo gestionar ese uso para que resulte positivo.

Algunos padres somos más tecnológicos que otros. Tenemos perfiles sociales. O no. Nos gusta Internet y lo usamos a diario. O no. Tenemos que auto-controlarnos para no estar pegados al móvil. O no. Y con ‘cómo somos’ también podemos enseñar y educar.

Entendamos qué nos preocupa (que no es lo mismo con cada iKid ni en todas las edades) y actuemos en consecuencia.

Hablemos con nuestros iKids sobre este mundo que para ellos es y será una realidad. Hablemos de hamburguesas. Seamos familias conectadas que no ignoren la realidad que nos rodea y que no utilicen el prejuicio para educar.

Optemos por no quedarnos con titulares click-bait (esos que son tan llamativos que provocan que leamos y compartamos). Porque cada familia y cada niño es un mundo y no todos los usos de pantallas (y cuchillos) son, simplemente, malos o buenos.

Besos,

M.

 

Autor: María

Publicado: 9 de marzo, 2018

Categorías: ePaternidad, Family&TechTalks

Etiquetas: Educación, ePaternidad, Familia y Tecnología, Niños y tecnología

3 respuestas a “Sobre prejuicios, familia, tecnología, cuchillos y educación”

  1. Karina dice:

    Por mi profesión tengo mucho contacto con niños y adolescentes, he notado que el grupo de edad de los 6 a los 12 presentan una pobre tolerancia a a la frustración así como ansiedad, yo creo debido a los juegos on line como class royal, pero cuando quieres poner horarios y limites xon el uso de tablet, ps4, y celular, y el chic@ entra en histeria total por que siente que lo excluyes de sus peers, es muy difícil de manejar.
    También esta el tema de que quieren lo mas inn, a los 12 años piensan que seran maa cool si tienen el ulrimo iphone de mayor capacidad, la consola mas nueva, y hay quienes tienen las 3 ultimas consolas al mismo tiempo.
    Y al chico que tenga el modelo anterior o el celular más antiguo o el ipad no más reciénte, sera motivo de burlas.
    En fin es su realidad y hay que dirigirlos.

    • María dice:

      Gracias, Karina, por tu comentario. Es cierto que la tecnología no pone más fácil ser capaz de esperar, pero la gestión de la frustración no podemos asociarla causalmente a los juegos, porque entran otros muchos factores (100% humanos y sobre todo educativos). Lo mismo sucede con querer estar «al nivel de los demás»: es fundamental que acompañemos a los niños para que no consideren que «tener» equivale a «ser». Es una labor complicada pero precisamente por eso es necesario seguir insistiendo en hábitos y educación-educación-educación, también en cuanto al uso de pantallas. Un saludo y feliz día!

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